Primera

Milei le mete la plancha a la AFA 

Con recortes, patoteadas y alícuotas más altas, el gobierno nacional le declaró la guerra al fútbol argentino. La AFA resiste, con Toviggino como abanderado de los clubes del interior. La pelea por el alma de los clubes está en juego.

  • 28/07/2025 • 16:04

La embestida de Javier Milei contra la AFA no es improvisada: responde a una hoja de ruta clara que busca disciplinar a quienes no se arrodillan frente al poder económico. Desde hace meses, el gobierno nacional viene operando con denuncias mediáticas, presión judicial, recortes presupuestarios y ahora, un sablazo a las alícuotas de seguridad social para los clubes. Todo con un objetivo de fondo: reventar el modelo actual del fútbol argentino para meter por la ventana a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). (leé: ¨SAD: El modelo que fundió a medio continente y ahora viene por Argentina.¨).

 

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Pero la resistencia no se hace esperar. Pablo Toviggino, convertido en el principal escudo de los clubes del interior, no solo le salió al cruce a las patoteadas de Patricia Bullrich, sino que dejó en claro que el plan es clarito: desfinanciar a los clubes y quebrarlos, para que no les quede otra que privatizarse. En medio de este ataque, Toviggino no se achica: saca pecho, banca a los clubes de barrio y se planta firme como voz del fútbol que no se vende. (podés leer: ¨Clubes del interior, firmes con Toviggino¨).

Porque los clubes no son empresas. No nacieron para cotizar en bolsa ni para que un fondo buitre se lleve los goles a Miami. Nacieron para unir al barrio, para formar pibes y pibas, para ser refugio en la mala y alegría en la buena. Los clubes no tienen precio, tienen historia. No se venden, se sienten.

El aumento de las cargas sociales, disfrazado de “corrección de déficit”, no es otra cosa que un ajuste selectivo. Mientras a las multinacionales se les bajan impuestos, a los clubes les aprietan el cuello. Una maniobra que busca debilitar a la AFA y forzar el cambio de modelo. 
El golpe del gobierno a los clubes con el aumento de las alícuotas y la quita de beneficios no es contra “la casta”, es contra el fútbol del interior. Duele donde más construye: en los barrios, en las escuelitas, en los comedores, en la contención social que dan los clubes. Toviggino lo deja claro: quieren fundirlos para meter las SAD. Pero desde el interior gritan fuerte: los clubes no se venden, se defienden. La pelota no se toca.


En este escenario caliente, el gobierno parece dispuesto a ir a fondo. Pero les puede salir el tiro por la culata. Porque del otro lado no hay tibieza: está el fútbol organizado, con dirigentes que, por fin, dejaron de pelearse entre ellos para defender lo más importante. Y si hay algo que une a la Argentina, es la camiseta. Milei quiere cambiar las reglas del juego, pero se va a encontrar con millones de hinchas que no están dispuestos a dejar que les roben el fútbol.

 

 

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